lunes, 20 de enero de 2014

EL NUEVO CARDENAL, ARZOBISPO EMÉRITO DE PAMPLONA Y SUS IDEAS RENOVADORAS.



  Este cura jubilado y octogenario, al que el Vaticano ha vuelto a poner en circulación, sin  pasarle siquiera una “ITV” y quitarle el polvo de la sotana, nombrándolo cardenal, supuestamente para renovar la plantilla para afrontar los nuevos tiempos; se atreve, encima, a hace una declaración sobre los homosexuales. Sin sorpresa alguna por  su parte, como era de esperar y fácil de imaginar, con el mismo tipo de reconocimiento de siempre.
 Este señor menta que los gais padecen una deficiencia en la salud que es comparable a tener hipertensión, azúcar en la sangre o una artritis. Algo que se puede curar o sobrellevar, según él,  con el tratamiento o la medicación adecuada. Pero eso no quita, en su inmenso amor al prójimo que sus votos y cargo conlleva,  que este representante del clero se compadezca de la dolencia que él cree que sufre el colectivo homosexual y que manifieste su casposa postura a los medios. Por supuesto esta es la de siempre: “In saecula saecolorum; amen”.

 ¡Oiga Su Eminencia! Los homosexuales no poseen deficiencia alguna. Están muy sanos de lo suyo. Si su axioma fuera correcto, los daltónicos y los zurdos, por ejemplo, también “estarían malitos”. Esto es una peculiaridad y un rasgo de determinadas personas, nunca será un error ni una enfermedad. Los enfermos auténticos son los pertenecientes a esa jerarquía milenaria y religiosa, en la que usted hace filas, que no son capaces de cambiar sus  mentalidades ante la evidencia. El clero sí tiene contraído: Aborrecimiento a lo diferente, a los cambios, a los derechos civiles de las minorías que históricamente mantenían marginados y a la diversidad humana en su amplio abanico. Un odio anclado en unos postulados arcaicos que fomenta el control y poder de la Iglesia sobre la gente que usted y los de su jerarquía no quieren renunciar.  
 Si le iglesia no se metiera hasta dentro de la cocina en política del país y no tuviera esa enorme influencia y poder, sobre los medios de comunicación, (mediatizados por la derecha) y casi sobre todos los partidos políticos, (Especialmente en el PP, que es el que ahora nos gobierna y nos legisla); las opiniones trasnochadas del  cavernícola cardenal Fernando Sebastián, serían otra ridícula e irrisoria manifestación homofóbica más que acumula y colecciona el sacerdocio español. Pero visto lo visto últimamente con la nueva ley del aborto, recientemente aprobada por los caciques y beatos del gobierno actual, los gais tienen que preocuparse mucho por su futuro. Ya de hecho,  se está quitando, poco a poco, las subvenciones a las asociaciones y organizaciones que ayudan a seropositivos y al VIH en las comunidades autonómicas en las que los distintos partidos de derecha están.
  No me gustaría, que a causa de esta mayoría absoluta “facha” que tenemos, se aprobara un decreto ley. Y más tarde otro, otro y otro que  promulgara desde atrás del telón por la presión ejercida por los curas, una situación donde no sólo se perdieran los derechos ya conseguidos, si no que volvieran los sanatorios mentales y las terapias como las trepanaciones, los "electroshock" o la “idiotización”, a base de saturación de fármacos, para paliar la supuesta dolencia. En un escenario así, la homosexualidad bajaría cara a la galería; no porque se curase de esa pretendida deficiencia, que según el nuevo cardenal se padecería,  más bien por el miedo y la represión que esto provocaría y la consiguiente vuelta del colectivo homosexual al armario para protegerse de tamaño ataque a sus libertades.
 Esto puede ser un temor completamente imaginario y podría parecer política ficción. Muchos pensarán que algo así es cosa del pasado, pura fantasía y no volverá nunca más a caer esa breva. Pero con la excusa de la crisis, que sirve para justificarlo todo hoy en día; con los tiempos que corren, no sé, no sé...

1 comentario:

  1. Es lo malo de tener una mente cerrada y tener siempre la boca abierta...

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