viernes, 20 de junio de 2014

EL REINO DE LOS CUENTOS.



 EN EL PAÍS DE LOS CUENTOS ROSAS.

   Podemos empezar esta historia con un comienzo tradicional en los relatos populares para niños: Erase una ver en un reino muy bonito…   
   Después del despliegue de medios para crear un acontecimiento de cuento de hadas que se tuvo el día 19 de junio con la coronación del nuevo rey. Donde todas las cadenas de nuestra plural y libre televisión, tanto pública como privada, lanzaron a los españoles un abanico de medios para seguir el evento, fabricando un hermoso folletín de corte rosa de ese reino de ensueño donde todo es perfecto, se comen perdices siendo felices y colorín colorado.  Salieron e informaron, porque las hubo y no fueron ocultadas, eso sí como de tapadillo y muy de pasada, prestándose poco atención en ellas, noticias que me atrevería llamas del otro lado. Del lado que no se traga esta parodia de revista del corazón porque tiene, entre otras cosas, las tarea de sobrevivir. De esa otra parte de este país de en cuento donde el rosa brilla por su ausencia y el color más parecido es el marrón y para muchos, la tonalidad se torna en excremento.

   Entre flores y banderas de la casa reinante en un espléndido día de sol, donde los pajarillos piaban entre las aclamaciones de larga vida al nuevo monarca; eran acalladas y reprendidas las voces de aquellos que no estaban de acuerdo con todo ello, por una marea desproporcionada de policías nacionales. Esos miles e incluso me atrevería a decir millones, que estos días atrás se manifestaron llenando todas las plazas importantes de las ciudades del reino exigiendo más democracia y solicitando un referéndum para que el pueblo, directamente, pueda elegir a su propio Jefe del Estado, no pudieron manifestarse y congregarse pacíficamente en las plazas y calles que habitualmente utilizan para sus reivindicaciones porque la policía, propia de una dictadura y no de una democracia plena, se lo impidió.

   Fue tan exagerada la seguridad desarrollada ante el programa del recorrido de la comitiva, que por todas las calles y plazas de la capital por donde esta trascurría, se registraron los domicilios, uno a uno, de particulares y empresas exigiendo a sus dueños su documento nacional de identidad. Prohibieron en la calle todo tipo de consignas, emblemas u otros símbolos que no fueran los monárquicos, por esa zona y sus alrededores; quitándolo de terrazas, fachadas y balcones así como aquellos que lo portaran. E incluso podía detenerte si te negabas a la autoridad o te expulsaban a empujones de su área de seguridad, aunque demostraras que tu vivienda estaba en ese lugar.

   El precioso discurso que el reciente rey leyó a todos sus súbditos, donde todos los que están bajo su real manto tenemos los mismos derechos y libertades que la constitución garantiza, queda ensombrecido por la falta de libertad de expresión a aquellos que no secundan su reino, de otros a los que no se les respetan derechos tan constitucionales como el del trabajo, una vida digna y una vivienda.

   Rodeados de ilustres invitados como son grandes empresarios, el gobierno de la nación y afamados políticos de todos los tiempos de los dos grandes partidos, quedaron atrás representantes de la ciudadanía como “ONGS” que luchan a diario con la pobreza que inunda su lindo reino y representantes de las plataformas de derechos civiles que luchan igualmente con la injusticia y abusos que los ilustres invitados, allí presentes, producen todos los día para satisfacer sus propios intereses particulares.

   Pasado el día ceremonial, hoy me he enterado de dos noticias: Una, que el primer acto de trabajo del recién coronado, es reunirse con el presidente del gobierno para conformar las líneas a seguir en su reinado; otra, que la “OCDE” afirma que este reino mágico está a la cabeza de las desigualdades económicas y sociales y es el primero en pobreza infantil del continente.

    Creo y espero o al menos debiera ser así, porque eso saqué como conclusión en el lindo discurso de coronación, que una vez reunidos ambas personalidades en privado, el rey ponga firme a su primer ministro y le eche un rapapolvo de órdago ante tal oscuro informe. Porque si yo estuviera en su real persona, sentiría vergüenza de ser Jefe del Estado de un país en esa situación y reprendería a aquellos que han hecho posible llegar a esta situación de indígnate pobreza y falta de derechos y libertades. Una cosa está clara; nunca sabremos de qué hablarán y a qué acuerdos llegarán, porque se contará lo que se quiera contar y se callará lo que se quiera callar. Mientras tanto: Erase una ver en un bonito reino…