martes, 20 de octubre de 2020

¡CUÑAO!


Lo reconozco…no llevo nada bien eso de ser cuñado

  No, no me gusta. Tal parentesco familiar me desagrada y lo peor de todo, es que es ineludible. Antes de que la familia me lance a los perros les pido disculpas de antemano y les aseguro que no tiene que ver con la relación que con ellos comparto – No sea que se den por aludidos y esa, ni mucho menos, es mi pretensión -  Como he mentado antes, es inevitable porque si tienes hermanos y se casan o tu conyugue también los tienes, el título aparece en ese momento por arte de magia, y ya se te conoce por ese luctuoso nombre hasta el fin de tus días (Divorcios aparte) o el fin de los suyos. 

  Pero el problema no lo tengo con la acepción de la palabra clásica; esa que todos conocemos y que aparece en la definición de los diccionarios. No por supuesto. Lo que me desagrada en sobremanera son los otros significados que el colectivo popular ha atribuido al término.

  Y para mayor guasa, es en género masculino donde ser un “cuñado” denota un cariz peyorativo. Es de las pocas veces en el idioma que las mujeres tienen suerte con esto y no es tan malo ser cuñada.

  Me explico… Los distintos sentidos populares de la palabra “cuñado” que desemboca en la imagen que tenemos del “cuñadismo”, son estos:

1.     Cuñado: Individuo u individuos de la familia política que, en los eventos familiares, tienen la insospechada y desagradable virtud de meter la pata hasta el fondo.

  Cuantas veces habremos oído frases como – Mi cuñado se emborrachó y nos dio la Nochebuena – O como esta otra – Se puso a hablar de política, futbol o del trabajo cuando no tocaba y después a contar chistes malos – Y esta otra por omisión – No han podido venir por culpa de mi cuñado que… – En definitiva… como todos somos cuñados de una manera u otra, no se puede tener ni por asomo, ningún desliz en este tipo de reuniones.

2.     Cuñado: Dícese de la persona, sea familia o no, que habla por hablar sin conocimiento de causa, denotando una gran ignorancia en los temas que trata sin saberlo y darse cuenta de ello; con el propósito de ser el foco de atención en una conversación. En muchos casos incluso, sentenciando en sus conclusiones y “haciendo subir el precio del pan”.

  Ejemplos de frases acuñadas por cuñados hispánicos: - Se tiene que tirar basura al suelo en la calle porque si no, los basureros se quedan sin trabajo -  Esta es de tauromaquia – El toro muere con nobleza que es la mejor manera de morir y si se acaban las corridas de toros esta raza desaparecerá – Prefiero no meterme en ejemplos de frases políticas; primero, porque hay cuñados de todos los colores y no me apetece eternizarme en discusiones interminables que es lo que suele suceder y segundo, porque suelen mezclar la política con el futbol, la meteorología, la religión y la madre que les parió.

Y ahora la acepción más grave de ellas:

3.     Cuñado: Sujeto que resulta ser familiar, amigo o conocido de un jefe, superior o alto cargo – De grandes empresas, en la administración o en política – que es empleado por estos para realizar trabajos y gestiones, siendo de plena confianza para sus contratantes. Tal persona se evidencia como un vago inepto incompetente que tiende a aprovecharse de su puesto para El beneficio propio, de familiares o de amigotes diversos y cuyo grado de picardía, cinismo y corrupción es presuntamente palpable.

  Volviendo a las frases que normalmente se oyen sobre este tema: Quién no ha escuchado esto alguna vez – Tres días lleva como concejal y ya empleado a todos sus cuñados – O esto – El que cometió el desfalco era el cuñado del jefe – o esto otro - ¿Quién se ha llevado toda la recaudación de los impuestos ciudadanos? Seguro que algún cuñado del alcalde –

  Así que como veis y podéis daros cuenta, eso de ser cuñado tiene demasiadas connotaciones negativas para que me cautive y preferiría no serlo.  Al menos, aunque lo sea, no me lo digan en alto; porque me recuerda a ese cómico desdentado que salía -De eso hace tiempo- en la caja tonta diciendo esta frase de… ¡CUÑAO!