domingo, 25 de mayo de 2014

FUTBOL- PATRIMONIO ARTÍSTICO – POLÍTICA.



             

MI BATIBURRILLO PERSONAL

          Primero y ante todo, dar mi más sincera enhorabuena a todos los seguidores deportivos del equipo de futbol del Real Madrid por ganar su décima Copa de Europa y a los sub campeones, el Atlético de Madrid, por haber realizado tan buena final, porque fue meritorio igualmente de poderse haber llevado el triunfo.

          Tengo que decir y mis amigos, conocidos y familiares lo saben bien, que no soy seguidor de los partidos de futbol por el simple hecho de que no me gusta. Esto puede hacer que este comentario resulte subjetivo ¿Pero sinceramente qué artículo no lo es? Me disculparé de antemano ante los forofos futboleros, por estas palabras y opiniones, porque sé que algunas les resultaran hirientes.

          Me parece estupenda la euforia que inflama a los hinchas y seguidores de este deporte que la sociedad occidental ha coronado como rey, cuando su equipo llega al máximo triunfo de unas de los muchos torneos de corte nacional o internacional. El tener una vía de escape de nuestro estresante, duro y cotidiano mundo es algo muy bueno y casi todas las personas tienen aficiones que, tanto deportivas como de otra índole, tienen esta misión. Por supuesto, como todo en el universo, en su justa medida. Así que hasta ahí estamos de acuerdo.

          No lo estoy claramente, cuando estas celebraciones multitudinarias avanzan por las calles de nuestras ciudades, como una marea de bárbaros, arrasando todo lo que encuentra a su paso. Cuando tienen permiso de los propios dirigentes de la nación, de la comunidad y del ayuntamiento para invadir, subirse y zarandear los monumentos que embellecen nuestras urbes, por una extraña apropiación simbólica de uno de ellos como representación de ese club deportivo y de sus forofos, produciéndoles daños de diversa consideración. Deterioros que luego tenemos que pagar todos los ciudadanos con nuestros impuestos para recuperar nuestro acervo patrimonial y artístico gustándote o no el futbol. Al menos, que no los sé y espero, que estos clubes multimillonarios aporten dinero para su restauración una vez terminada las celebraciones; pues al fin y al cavo son los beneficiarios de este gran negocio. Ya que se les da permiso, lo hagan o no, éticamente deberían hacerlo o las leyes los deberían de obligar. ¿Por qué? Porque la ley dice que deteriorar un monumento es un delito contra el patrimonio artístico y está penado con multas de hasta los 27000 €.

          Esto me lleva a otra cuestión moral. Cuando un individuo o varios de ellos utilizan estas mismas obras de arte para reivindicar derechos civiles y laborales, denunciar injusticias o manifestar opiniones contrarias a las que ostenta el poder; la ley cae sobre ellos como una losa y no realizando deterioro alguno o casi ninguno, son detenidos, multado e incluso encarcelados ¿Por qué a unos sí y a los otro, hinchas futboleros, a esos no? 

          Aldous Huxley en su novela “Un mundo feliz” Plantea una sociedad perfecta donde los individuos de esa civilización funcionan como una colmena y donde a la clase obrera se la premia con una sustancia llamada “Soma” que la hace olvidar lo desgraciada que es ocupando el último peldaño del  escalafón. Por lo tanto esta clase baja nunca delinque, nunca reivindica y nunca se revela porque se desinhibe con esto que le proporciona sus dirigentes.

          Los regentes y políticos de las democracias occidentales miman, cuidan y respalda este deporte convirtiéndolo en un gran fenómeno de masas. Un circo sin pan, otro opio del pueblo; en resumidas cuentas, ese “soma” de la novela que antes he citado, para que el ciudadano de a pié se desinhibe en demasía y no piense en los problemas sociopolíticos y económicos que afecta directamente a su vida. Para que “pase” de la política, que en una democracia es un derecho y un deber, y sean otros los que decidan y lleven las riendas de su vida. Para que el 25 de mayo en las elecciones europeas, con la euforia que le queda de su equipo de futbol ganador, que no aporta directamente nada a su bienestar directo, porque su club de futbol no le va a reivindicar su derechos civiles y laborales, no influirá en la bajada o subida de impuestos y no denunciará ninguna injusticia producida por los representantes que gobiernan; esta clase social no se mueva ni un ápice y decida no ir a votar porque piense que con su voto no solucionará nada.

LOS GOBIERNOS DIRÁN: SI ROMPEN LOS FOROFOS DEL FUTBOL QUE ROMPAN, YA SE ARREGLARÁ Y QUE SIGAN GRITANDO ¡VIVA MI EQUIPO!